¿Cuántas definiciones escuchamos sobre la música? y quizás todas estaban equivocadas. Que el Rock, que el Folclore, que el Jazz, el Tango o la Cumbia. Que una música es básica y otra compleja, o popular o de clase alta.
Sin embargo, he llegado a entender que la música no es ni linda ni fea, ni triste ni alegre. La mejor música es la que a uno le genera sentimientos.
La música son los obreros cuando llegan de laburar, los chicos yendo al colegio o mi viejo tomando un café por la noche. La música puede cambiar la vida, pensamientos, y hasta el mundo.
La música exige poner a prueba los sentimientos, habla por nosotros cuando no nos salen las palabras, nos hace acordar de quienes se han ido.
La música, en todos sus géneros, nos ayuda a acortar las distancias y cubrir el espacio vacío cuando tenemos lejos a los nuestros. Por eso la música es eterna, ni vieja ni nueva. Quizás tenga el don de la vida, como la naturaleza, que vive para servir.
Por eso digo que la música siempre nos entenderá a nosotros pero nosotros nunca entenderemos a la música
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