-Che, cantor, escuchame. ¿Por qué será que ya nadie juega de cinco solo?-
-Qué se yo, no da el físico y el ritmo, quizás-
-Che, hablando de eso ¿Ustedes se acuerdan cómo joraca se llamaba el pibe que jugaba de cinco solo? ¿Saben de quién hablo no? Uno que tenía una facha bárbara, flaco pero bien armado, jugaba con medias altas, impecable, no trotaba la cancha, se deslizaba el loco este-
-La verdad que no. Vos ya te estás viniendo viejo, y además de viejo, boludo-
-Aunque lo de viejo estuvo de más, yo te voy a decir que sí. Hubo un pibe. Jugó un campeonato para los nuestros. Alguien lo había traído y no me acuerdo quien che, vaya a saber Dios-
- ¿Y Dios por qué se tiene que acordar de este?-
- Porque era perfecto hermano. Si alguna vez Dios creó al hombre, con este se le fue la mano-
-No lo boludeen al Toto, yo sé de quien habla. El pibe que jugaba de cinco sólo. Lo había traído el Ruben a ese. Lo conoció una vuelta que acompañó a la mujer a ver a los familiares a Trenque Launquen-
-Ahí está. Ese decía yo. ¿Cómo era que se llamaba?-
-Florencio. Florencio se llamaba. Me acuerdo bien porque el boludo del Negro le decía florero. Hasta que lo vio jugar. Lástima que el Negro no aprendió nada. ¿ Y por qué metiste a este tal Florencio en la charla?-
-Porque no saben la que me pasó. Los otros días lo vi che. Inimaginable final. Inimaginable-
-Mamita, qué pedazo de jugador era ese pibe-
-Olvidate. La dejaba chiquita. ¿Te acordás? yo , sino me falla la memoria, creo que el Ruben, se había ido en un viaje con la jermu, la Florencia, a ver a sus familiares. Pero nadie lo quería al Ruben, le decían que era medio tiro al aire, y mentira no era. Y en una de esas, al Ruben se le hicieron los huevos lacios de estar ahí meta mate y don satur, y se fue a ver un partidito que estaban jugando en una plaza-
-Nunca te dejan a gamba esos partiditos eh. Mamita, qué de historias, qué de fubol y de potrero. Bueno, seguí contando que si te olvidás, cagás el tema-
-Resulta que el Ruben divisó a alguien diferente. Un muchacho de unos 23 años. Flaco, metro setenta y cinco, medias altas, botines negros que brillaban en la polvadera. Mataba la pelota como el amor mata todo raciocinio. Se deslizaba casi sin tocar el aire del lugar. Como un limpia para brisa, de izquierda a derecha. Cabeza levantada, buen corte de lope, buena percha. No jugaba al fútbol, lo mlitaba-
-Y cuando terminó el partido. El Ruben, que le gustaba el mullo, se le acercó y le preguntó de dónde era. Él pibe le dijo que era de Avellaneda, que había ido a ver a un amigo. Entonces el Ruben le dijo que tenían un equipo en Sarandí, y que bueno, había unos mangos. Que si le pintaba que después le pegue el tubazo-
-Y Florencio lo llamó-
-Claro que lo llamó. El Ruben para eso era mágico. Es mágico. El muy pollerudo hoy no vino porque cumplía años de casados con la Florencia. Entonces, este Florencio lo llamó y se juntaron ahí a tomar un feca, en Pertutti. ¿De qué jugás? , le preguntó el Ruben. "De cinco solo", le contestó el pibe-
-Medio que ahí a Ruben no le gustó esa contestación. Una cosa es que te tengas valoración, pero otra muy distinta, es que digas que jugás de cinco solo. No de cinco, de cinco solo. ¿Sabés las bolas que hay que tener para jugar de cinco solo? Es como llegar a Monte Chingolo y decir, córranse que el barrio es mío. Te cagan a balazos, sin mediación. La cuestión es que el Ruben se lo llevó a nuestro equipo-
-Y el primer partido el pibe la rompió. Bailó en la cancha. Bailó tango hermano. Ni transpirado estaba. No te pasaba la pelota, te la otorgaba con una caja de regalo. Y nuestras amigas que nos venían a ver se lo querían pasar pa el cuarto-
-Así fueron los primeros 4 partidos. Pero en el quinto, jugamos contra Corina y perdimos. El Florencio ni la tocó. La dejaba pasar. Y en el vestuario, cuando me arrimé a fumar un pucho, me lo encontré llorando-
-¿Llorando?-
-No riendo, boludo. Sí, llorando te digo. Casi desconsolado-
-¿Qué pasa pibe?, le dije. Qué pasa, arriba esa pera campeón, que un tropezón no es caída. Vamo, che-
-Pero Florencio me miró y me dijo. ¿Sabés lo que pasa? que los partidos importantes siempre los pierdo. Obviamente que le dije que se levantara que había que seguir que no pasaba nada. Pero a mí me quedó picando el culo hermano. Mirá, yo de la vida, no sé nada, pero te puedo asegurar, que se lloran por tres cosas; la muerte, el fútbol y por una mujer. Y obviamente, por descarte, lo saqué. Si a este no se le había muerto nadie, por futbol uno no llora después de perder, tiene bronca, a lo sumo en lo inmediato, pero en el vestuario no se llora. Entonces, era por una mina-
-Ahora, ¿Cómo podía ser que este pibe que las tenía a todas atrás lloraba por una mujer? Y lo conversé varias veces con el barba de noche esto. Y siempre le agradezco lo que me dio. No me dio buenas piernas para jugar a la pelota, pero me dio la mujer que me alegra la vida, todos los días-
-Y así fueron pasando los partidos. Llegamos a la final, contra los de Quilmes. Nos juntamos dos horas antes. Todo venía bien. Pero el pibe este se me acerca y me dice- Luquitas, vení que tengo que contar una-
-Me cagué todo. Dije, otra vez este hijo de puta, que más vale que nos haga ganar la final porque lo re cago a patadas en el culo-
-Entonces, me dijo. Pela, ¿Vos te pensás que yo quiero sobrar cuando juego? ¿Que sobro con mi facha? ¿Que me saco la camiseta despacio para que me miren de afuera? no, yo quiero ganar los partidos importantes. Pero esto es un castigo que tengo encima. La mujer que yo quiero siempre se va-
-Pero, ¿Y esta chica con la que salías?-
-No pude seguir. No sé que me pasó, y me arrepiento. Lo pienso todos los días, Pela. ¿Vos te pensás que los poetas quieren escribir todos los días sobre el sufrimiento que da el amor? no, pero esa es la pala que Dios le dio para vivir. Y el día que ya no tengan más dolor y soledad, ya no serán poetas. ¿Y qué será de ellos si no son poetas? ¿Y qué será del mundo sin los poetas?-
-Sinceramente me quedé mudo. Pero el siguió-
-A mi me tocó esto. Jugar bien a la pelota y ser lo que ustedes mal llaman fachero. Pero Dios, el destino o como lo llames, te va guiando hasta que tenés que elegir un camino. Y como te digo que hay que tener huevos para jugar de cinco solo, también hay que tener huevos para mirar a los costados y saber que no tenés a nadie-
-La final, la perdimos-
-¿Y a qué se debe esta charla?-
-A lo que pregunté al principio cuando estaban cantando el tango de Edmundo, queridos amigos. Miren a Maradona. Que sería del mundo si Maradona no hubiese sido Maradona. Qué sería de todo ese mito si hubiese elegido ser acompañado y desligarse de todo lo demás. La única que lo acompañó fue la pelota. Pero la pelota no habla ni ama. La pelota rueda. Como ruedan todos estos tipos. Ruedan solos. Son presos de un puesto de vida del cual no pueden salir-
-Como siempre les digo, con el fútbol se puede explicar la vida. Por eso digo, que ya nadie quiere jugar de cinco solo. Porque nadie quiere quedarse solitario en el medio de la vida. Todos buscamos, en algún sentido, jugar a la vida acompañados, cortitos, moviéndonos juntos, cubriéndonos las espaldas unos con otros, pelearnos en la mitad del camino pero con el objetivo de que el juego siga ordenado-
-Jugar solo no es jugar. Jugar es jugar acompañado, el resto es decorativo, por eso ya nadie juega de cinco solo-
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