-Pa, ¿Por qué me hiciste hacer toda la tarea para poder ver el partido?- le preguntó un chiquilín a su padre mientras el 98 ramal 5 emprendía su viaje hacia zona sur. Fui testigo de esa pregunta como así también de la contestación del padre: -Sino hacías la tarea, hijo, no ibas a ver el partido, es parte del trato. Es tu recompensa por haber sido responsable-.

No quise profundizar demasiado en aquella contestación. Solamente me limité a realizar mis plegarias para llegar en horario a casa para poder ver partido y a hablarle mentalmente a una imagen del Diego que apareció en una pared perdida por ahí. Pedirle al Diego, claro, para que al menos, le de tranquilidad a nuestros muchachos que se jugaban la clasificación ante los polacos.

Pero las palabras son como las jugadas., puede haber decenas en pocos minutos, pero al final del partido y de los párrafos, siempre nos vamos a quedar con una revoloteando en la cabeza. Una que cala profundo, una que activa alguna duda en nuestro sistema. Una que te inquieta, que te genera ansiedad. Una por resolver. Aunque esta vez, ya no importaba demasiado.

No importaba porque Argentina ya se estaba perdiendo demasiados goles que podían significar la posibilidad de quedarse afuera en zona de grupos. Messi perdía el duelo ante el arquero, ese lungo de ellos, y el nerviosismo empezaba a crecer. Claro, el nerviosismo nuestro, de los hinchas, porque los jugadores, al contrario, estaban cada vez más tranquilos. Entonces, la duda se activó de nuevo, y de repente, aquel nene, aquel padre y esta tranquilidad que manejaban los muchachos vestidos de violeta me estaban desbordando de ganas de encontrarle un significado a algo que, solamente, era un partido de fútbol en el cual, Argentina, no le podía hacer un gol a Polonia.


La primera parte terminó. Acudí a cambiar de lugar las cosas en la ante sala del complemento, ese ego altísimo que uno conserva como si tuviera el poder de cambiar los resultados solo con optar por sentarse en otra silla. Pero uno tiene la incansable necesidad de aferrarse a algo, sea cual sea ese algo. Ni respiré que ya estábamos gritando el primero de los nuestros. Mac Allister la agarró más blanda que el agua a la defensa de los polacos y después de tanto sufrir, empezábamos a sonreír. 

El resto fue una exhibición. Argentina ganó con deleite, con una hinchada que jamás paró de alentar. Se selló la clasificación a octavos. Empiné a las gradas de la plaza de Wilde a tomarme una cerveza con los pibes. Cayó primero el Checho, un volante central tremendo que disfruta tanto de jugar al fútbol como de salir a disfrutar el aire de las noches. Nos pusimos, casi por obligación, a hablar del partido.

Sin que yo atinara a comentar algo, el Checho sentenció: -En definitiva, yo sabía que lo íbamos a ganar tranquilos. ¿Sabés por qué? porque nosotros estábamos sufriendo demasiado esos goles que nos comíamos. Pero cuando uno sufre, Luquitas, cuando uno sufre, lo que inmediatamente ocurre luego del sufrimiento es la felicidad. ¿Qué otra cosa tiene lugar después de sufrir? es natural, es como reír, llorar y volver a reír. Es casi involuntario. Vos haceme caso Luquitas, uno a veces no lo entiende pero, no hay forma de amar o de reír sin sufrir. Sino, ¿Qué gracia tendría? ¿Qué gracia tendría ganar todos los partidos 5 a 0? ¿Qué gracia tiene la vida sino requiere de esfuerzo para disfrutarla? Gracias a Dios existe el esfuerzo, porque sino, mamita, qué aburrido sería todo. Vos haceme caso, nadie quiere sufrir, nadie. Todos quieren vivir felices, exitosos, contentos, riendo. Pero eso es pura mierda de estos nuevos tiempos que te queman la cabeza pintando colores que en la vida no existen. La vida es esto. La vida es el primer tiempo de Argentina. Es ir, ir, chocar, sufrir por no poder, y después, poder. Y después de poder, amar-


Siguió Checho: -Por eso también los jugadores están tranquilos. ¿Sabés las cosas que han sufrido en toda su vida para tener esta oportunidad? ¿Sabés del esfuerzo que les llevó? ganen o no, nos tenemos que quedar bien tranquilos, que estos pibes, solamente con el hecho de estar ahí, como te decía, están pudiendo, están amando. Después, viste como es esto, es fútbol-


Checho terminó su tésis, le metió, en cuero,  un trago a la birra y no me dio opción a contarle lo del chiquilín, su papá, y la conversación porque al toque sacó el celular y de fondo,  como presagiando el partido ante Australia, puso Naranjo en Flor.