Un ateo con fe

 



-No creo- me dijo mi amigo Lucho cuando le pregunté si iba a hacer algo a la noche que le impidiera ver el partido juntos. No me gustó mucho esa frase. Quizás hubiese sido mejor utilizar solamente el "no". A ver si me puedo explicar mejor; resultan contrastantes los términos "no" y "creo", claro, en conjunto funcionan como un shock de dejadéz negativa, pero por separados son totalmente opuestos. 

Algo parecido alcanzamos a percibir con Lucho cuando Independiente alzó las manos al cielo de Liniers. Por un lado, una mueca de sonrisa surgió cuando vimos al 10 de los nuestros en la cancha, pero por otro lado, un tinte de tristeza y asombró copó la escena cuando nos dimos cuenta que el Rojo iba a jugar con un solo delantero.

El partido comenzó mientras Lucho y yo esperábamos la tarta de pollo que se estaba haciendo al horno. Un horno como lo es la Ciudad de Buenos Aires en estos tiempos febriles de febrero. Un tiempo que te obliga a transpirar, como transpiramos todos los hinchas de Independiente cuando el disparo de Jara estalló el palo de Rey. Ahí nomás, pispié un poco el cielo que estaba vestido de noche y me animé a sonreír un poco picarón, como queriéndole sacar una respuesta al de arriba, como queriendo confirmar que esta noche, los palos iban a ser todos nuestros. Lucho se percató inmediatamente de mi búsqueda espiritual ante ese remate del lateral derecho de Vélez y frunció el ceño. Se levantó, agarró el mate, y me dijo que había que pedirle menos a ese Dios y jugar mejor al fútbol. No le contesté.

Hace pilas de años que tengo la dicha de que Lucho sea mi mejor amigo. Los mismos años en los que sé muy bien que Lucho es ateo. Y no hablo de la fe exagerada, esa que te obliga a ir a misa los domingos, sino que mi amigo responde a todo con la ciencia. El sostiene hasta hoy, que la ciencia tiene la respuesta para todo. Yo, sin ser religioso pero sí un constante buscador de algo que nos sostenga en esta materialidad, sé que no es tan así. Y luego se los explicaré y ustedes me darán o no, la razón.

Lo que no podemos discutir es que Independiente estaba jugando mal. Pero de repente, en un córner perdido en la noche, Toloza decidió tirarla de lleno al área. Y aunque generalmente los hinchas de Independiente no tenemos demasiada fe en convertir de cabeza, el primer sopapo a la ciencia ocurrió. Porque Laso, saltó más alto que todos, y la clavó contra la ratonera derecha del arquero de ellos. Gol nuestro, y arriba 1 a 0 en un partido en el que, según esa ciencia a la que apuestan muchos, las probabilidades iban a favor de los vestidos de blanco y azul. He aquí una ley que esa misma ciencia aún no es capaz de explicar: La ley del ex. Ese tipo que pasó sin pena ni gloria por tu club, pero que de repente, en el día menos pensado, salta a cabecear y es capaz de arruinarte la noche.

Pasado el primer tiempo, la tarta estaba lista. "Está rica eh, no le tenía fe", sostuvo mi amigo Lucho mientras comenzaba el complemento. Con el correr de los minutos, el juego del Rojo y los cambios de Tévez, Lucho se encontró en una contradicción. Porque mientras llovían los centros y algún que otro remate pegaba en el travesaño, a él, a mí, y a todos ustedes, no nos quedó otra que aferrarnos a la fe, y a ese cielo que quizás, esta noche, había decidido apostar por los que tienen la camiseta del color de nuestra sangre.

El partido terminó. El Rojo ganó y nos desafía a saber sonreír. A comprender que hay que jugar mejor a la pelota sin dejar de disfrutar estas victorias que nos sacan una hermosa mueca de felicidad y nos hacen dormir en paz con un pedacito de la vida. Sin ánimos de discutir, los ateos y aquellos que tienen fe, tienen algo en común. Al menos, aquellos que son del Rojo, hoy, a estas horas de la semana, se sientan a charlar y se dan la mano con dos mismas miradas. La primera, es que aún nadie es tan valiente de explicarnos por qué amamos. Y la segunda, es que ninguno de nosotros somos capaces de no ilusionarnos, porque uno jamás deja de ilusionarse y tener fe en quienes ama, y entre esas cosas que amamos, está el Club Atlético Independiente.


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